No hay manera: se pierden las voces antes de poder ser escuchadas, agoniza el eco que podría sostenerlo.
No dura el impulso del arranque lo bastante para que cunda y se adense y pueda cuajar.
El sonido de la respiración perdura como un sustrato líquido y balsámico, mas las palabras las palabras caen enseguida en el olvido:
a ellas, que nacieron con la sana vocación de transcender y de expandirse, sólo un destino de mordaza les espera.
Escrito por JoséLuis a las 4 de Junio 2004 a las 02:10 PM