7 de Mayo 2004

ORTONIMIA

“Todas las sumas evocan al cero” (Á. CRESPO)


Desventurado el que tiene un solo nombre, y sabe cuál es, y lo proclama, porque a él le serán imputados todos los fríos, pero ninguno de los ardores (el brillo en la palabra es una virtud impersonal que se posa en cualquier rama).

Triste quien a sí mismo se conoce: sus límites le atenazarán el cuello y le deformarán la voz. Cuando intente cantar, su timbre irá interpuesto: no habrá tiempo para escucharle a las entrañas su música anónima y corporal, pues la identidad la habrá reducido a un sonsonete pequeño y ralo.

Ay del ortónimo que desprecia el suelo borroso sobre el que se levantan los poemas: su esplendor —sólido y sin gracia: fruto inmaduro con exceso de razón— tendrá la condición mortal de las criaturas contumaces. No expelerá su verbo el recuerdo de la fuente donde bebe, ni anunciará entre evidencias el fondo oscuro al que va a desembocar.

Escribir será, en su caso, coincidir consigo mismo, y no el abrirse a un decir completamente otro: promesa de la que no se habla, expiación de lo aparente singular en lo informe y lo latente. Ínfima aspiración al orco. Firma sin valor. Agotamiento del yo en la apertura de lo ignoto.

Escrito por JoséLuis a las 7 de Mayo 2004 a las 02:26 PM