Piensa en lo peor
Anticípalo
en tu cuerpo bien tratado,
en la porcina
vida regalada que te das
Degusta la desgracia
con el puro pensamiento
Dale un lengüetazo:
conoce el sabor acre
de los frutos que ayer,
maduros, te endulzaban
Invoca en tu cabeza todo el mal
que, ahora mismo, corre a espuertas
por el mundo, y que aún ignoras
Quizás comiéndolo
sin hambre y a deshora
–infamia gratuita, estrago
algo farsante– te encuentre,
cuando llegue,
haíto de dolor ficticio
e insensible a su pullazo.