11 de Noviembre 2003

Volandas

En volandas, somos llevados,
pero a rastras nos llevamos:
animales de la inercia,
del río interior nos reclamamos
(del que no espera y se transmuta
de flor en flor, perpetua mente).

(CONTINÚAN LOS REGISTROS DEL TROMBO)

Sólo se te inquiere por la parte de ti que tú no muestras: inopinadamente, han comprendido / que lo esencial ni se ve, ni sale afuera.

[...]

El único equilibrio dinámico que puedo concebir es el que se inmola a sí mismo en aras de su propia imagen, corregida y aumentada (por venir, por venir siempre).

[...]

El tiempo de los cambios sustanciales no se percibe bajo la lente del ajetreo: para calarlo, hay que impregnarse de él (tres partes de espera y dos de puro olvido).

[...]

No se está quieta, la hiedra,
ni se detiene el alcanfor:
su gelidez es aparente
a nuestros ojos, pura saeta.

Por dentro ellos se acrecen,
su posteridad buscando.

[...]

La lenta y progresiva
pérdida de todas las facultades
ignora la erosión de la conciencia:
nuestra evidente mineralización
quiere mentes más y más despiertas

(si no es que, al afirmarse,
la lucidez devora a la sensación).

[...]

Caerán las pústulas el último día:
se borrarán las cicatrices.
En la piel nuevamente inaugurada,
el dolor (otrora infame) escribirá
su breve epitafio de sonrisas.

[...]

Saltándose con zancadas arteras el piélago de pestilentes lodos, el flamenco / acierta a seguir anclado en su laguna interior.

[...]

Las gotas de esencia aromática consiguen flotar, aún no entremezcladas, en el agua unos instantes: pronto habrán de hundirse para poder (humedad que salva) alzar el vuelo, ya en nube transformadas.

[...]

No se prodiga
mi reflejo en los espejos
de la ropa, de la audición,
ni del vino que bebo
ni de tu lencería fina:
ignoro la imagen que doy
y antes brillaba por encima
de mi cabeza de pecador.

Mi aura, cisco se ha vuelto
con que caliento mi ya escasísima
antepenúltima opción.

[...]

La tinta que permanece (ah, promesa incalculada) es la que no impregna la superficie sobre la que se posa, sino la que atina a secarse sin llegar a penetrarla.

[...]

Invertir el orden de los factores, y potenciar el producto así alterado por el mero hecho de haberlos mutado.

[...]

Lo indeterminado hacia el que se dirige esta frase, y al cual ella tratará de preservar, es el dominio desmesurado hacia el que me aproximo cada vez más cauto --no por miedo a que me engulla, sino por pavor a no encontrarlo.

MÁS TEXTOS DEL AUTOR EN: http://www.sapiens.ya.com/joseluistrullo

Escrito por JoséLuis a las 11 de Noviembre 2003 a las 07:03 PM