19 de Enero 2004

Ripios de la extinción


El tonel que ha de vaciarse a grandes chorros, debe irse llenado gota a gota.


Es acrecentado el suelo que pisas, haciéndolo más y más sólido y esencial, como abrirás la gran sima que comunica con el centro del mundo —agua de cielo para ti, pozo negro para los demás.


La impaciencia ante los frutos no hace más lento el discurrir del limonero.


Me interesa menos cómo la ficción deviene real que la forma en que la vida se vuelve ficticia: por ello, quizás, prefiera la (auto)biografía a la novela.


El otoño desciende muy poco a poco sobre las cabezas de mis otros yoes —los que fui y los que seré: no sobre este que ahora no existe, y se limita a esperar su resurrección a la otra vida (la de las estaciones en su apogeo y el temblor sobre la piel).


Cada instante nuevo es una opción menos / para la reinvención completa en otro lugar, más lejos.


Trazando planes en el vacío recobro / el vértigo iniciático de los primeros tiempos: los del quizás y el aún no, los del ya se verá y el nunca se sabe.


La virtud vivificadora del retorno al punto cero—tan sólo comparable al alcanzar la máxima cota.


El ungido, en realidad estaba embadurnado / todavía del líquido primordial: de ahí su aspecto cándido y monárquico, casi casi celestial.


Unas palabras para la posteridad—un par de huecos para ahora mismo: galerías de castor.


El aparecido fue dado por muerto, hasta que revivió / con idénticos estigmas en el otro lado.


Ya viene el frío—ya regresa la conciliación de las ventanas cerradas.


Se agotaron los últimos cartuchos en la caza menor del conejo de la dicha: ahora deberás retomar la persecución / armado tan sólo de un tirachinas.


La asfixia de la proximidad sólo se cura con una dieta de distancia simbólica, y no sólo material.


¡Respirar! La única apuesta del buceador futuro.


¿Y no desesperáis de ver tan sólo?


Quemar esencia, no: calentarla / para que devenga evanescente.


El único ejemplar que es pez y pescado al mismo tiempo es el que sobrevive en la pecera.


Al espíritu incondicionado, invitarle a hacer algo que quería hacer es como obligarle a hacer algo que no le apetece.


Elucubrando salidas pongo un pie fuera, y la mente se aleja en mil direcciones distintas / en una orgía de posibilidades que ninguna elección podrá nunca colmar.


La verdad está reñida con la cacofonía.


Perdiste el don de la ebriedad —¡oh voluptuoso contacto con el devenir!— y ahora mendigas en las puertas de los templos / una copita de éxtasis.


Anticuado, fuera de época, anacrónico: asomado al fondo del pozo del tiempo, escucho rugir las tripas del mundo subterráneo.


A medida que avanzas en el conocimiento, retrocedes en la superstición —¡ay, ruinoso trueque, el del análisis que no desemboca en la plena comunión!


Ripios de la extinción.


Recreo la música de las esferas en estrofas cuadradas, como si en su interior irrelevante ellas pudieran recobrar la movilidad antigua.


El sonsonete inconfundible que desprenden las palabras no inspiradas —medio emergentes, medio enterradas.


La pérdida de la intimidad se traduce en la imposibilidad de mantener / contactos con lo inmenso.


Prosa cansada, sin apenas imágenes: memorial de agravios a resolver / administrativamente.


Métrica del agotado: ritmos que no hacen danzar.


Preocupado, ocupado o desocupado: tú eliges libremente tu estado.


Las transformaciones de las demás
las asumo como propias: cada una
de sus heridas, me las infligieron a mí
salvo la de existir ahormado por completo
a mi experiencia, a mi identidad.


La inspirada
los caminos atraviesa
transversalmente:
así los secciona,
como quien con habilidad reparte
un solo pastel entre mil bocas
convalecientes.


Si no cambia el escenario, si no muta el decorado
Si la obra es la misma que la del año pasado
serás tú, convertido en espectador, el transformado


Los reflejos se multiplican por doquier / cuando la fuente de luz es lo bastante intensa, o precisa, o convincente.


Aquel referente en cuyo lugar la metáfora se muestra, ella lo ignora por completo: su tarea consiste en la usurpación / impune de un cadáver inexistente.


Vagamento yo
en los gestos antiguos me reconozco:
sólo el guión ha cambiado
—menos horizontal, y más propenso
a buscar la escalera a la azotea.


La infestación de los movimientos reflejos—la insignificancia adueñándose del escenario—lo anodino elevado al rango de único acontecimiento.

Proyéctate: lanza
tu mente tan lejos como quieras
llegar pasado mañana.


Tantas veces has de morir como nacimientos hayas protagonizado: sólo quien se mantiene en la iluminación ignora la rueda intencional, la de los significados.


¿Cómo vas a retener
el aroma del aceite de magnolio
en una habitación
con las ventanas completamente abiertas?


En el teclado del piano antiguo, siguen intactas
todas las teclas de antaño: las melodías extintas
duermen como bebés en su blanco regazo.


La inflación de limitaciones suscita la apetencia de lo incondicionado / cuya experiencia nos subyuga y desanima: sólo en el trayecto, sólo en la oscilación / cobran los estados apariencia de vida.


Minutos dorados / por la refulgencia de una vela interior: un instante apenas / digno de ser loado.

Mi gozo, en un pozo
cuyo fondo no alcanzo a vislumbrar:
desd aquí es tan remoto
que lo hondo lo veo alto
y lo telúrico, solar.


OTROS TEXTOS DEL AUTOR EN:
http://www.sapiens.ya.com/joseluistrullo

Escrito por JoséLuis a las 19 de Enero 2004 a las 11:24 AM