28 de Noviembre 2003

La genuflexión del agua

"Me encierro en mí mismo como una larva, porque fuera sólo es invierno" (Empédocles)

La mañana
primera de la partida, yo la recreo
con cada ensueño sin posterioridad:
en su isla estéril se conmemora
la condición flotante, el titilar
del penúltimo desgajamiento.

[...]

Para que sea de mi agrado, una casa debe acoger multitud de matices lumínicos: blanco-amarillo al rebotar el sol en las fachadas, dorado cuando arranca el crepúsculo, morados, azules y (ya muy de noche) una no muy acentuada artificialidad eléctrica.

[...]

No es extática, la víspera de la partida
cuya refutación tú ya conoces:
carece de entidad
el abismo del que el fondo ahora divisas.

Expectación falaz,
tú eres el que pones
con una mano lo que con la otra te quitas.

[...]

Lábil, el agua simula su genuflexión: si no le cuesta dejarse encauzar es porque conoce su naturaleza escurridiza, y sabe que podrá escapar.

[...]

Nunca nos bañamos dos veces en el mismo caudal, pero lo hacemos siempre en un único cauce: fascinados por el cambio, nos decantamos inveteradamente por lo exterior y mudable, en detrimento de lo profundo e igual.

[...]

No hay sitio para mí en este valle, no concuerda mi tesitura con la masa coral: yo nací para solista, y entre las cabras / mi rugir se aplana hasta maullido.


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Escrito por JoséLuis a las 28 de Noviembre 2003 a las 05:54 PM